Particularmente en mi blog, le he dedicado varias entradas al feminismo o, de manera más acertada: a muchas de las preconcepciones (que me parecen erróneas) que se tienen del feminismo. Como dije en otro lado (perdón por la auto-cita, pero tengo momentos de más lucidez que otros):

A mí me obsesiona cómo es mal entendido el feminismo. Cómo algo tan rico, tan diverso, tan complejo queda reducido a unos cuantos postulados ridículos (estereotípicos). Por supuesto que el feminismo tiene mucho de criticable (de ahí sus tensiones, de ahí las pugnas históricas entre quienes lo abanderan y de ahí su riqueza también). Pero lo más increíble es cómo muchas de las críticas que circulan en redes —en memes, en videos, en Twitter, en pláticas de café— ni siquiera vienen desde ahí: desde el interés genuino por entender esa cosa llamada feminismo y, ya entendido —ya estudiado, ya desenmarañado—, por ver cuáles son sus límites.

Para mí vale la pena tratar de exponer, criticar, desarticular, hasta burlarnos de estas “críticas”, por el solo hecho de que me parecen intelectualmente injustas. Cuando resulta que los derechos de las personas pueden depender de concepciones así —simplistas e ignorantes—, insistir en [la crítica] se vuelve algo apremiante.

Después de todo lo anterior, valga el listado de los artículos en los que directamente abordo estas “preconcepciones”:

En Monstruos feministas, abordo la crítica de que el feminismo ya se ha “extralimitado” y ha “caído en excesos”.

En Críticas al feminismo, abordo la crítica de: “el feminismo es inútil porque todos los derechos ya se han conquistado”.

En El feminismo, la violencia en contra de las mujeres y los hombres expongo algunos de los argumentos típicos que surgen en discusiones sobre este tipo de violencia y cómo se utilizan para descalificar al feminismo. En concreto, abordo tres: el de que “no todos los hombres” violentan; el de que “los hombres también” son víctimas de violencia; y el de que “las mujeres también violentan”.

En Entre el esencialismo y el simplismo: la importancia del (lente del) género abordo la creencia de que el feminismo sostiene que no hay diferencias entre hombres y mujeres.

En Los pobres hombres abordo la creencia que sostiene que el feminismo solo se fija en las mujeres y no en lo que le pasa a los hombres.

En El feminismo blanco abordo las críticas que se le han lanzado al feminismo… desde el mismo feminismo. <3 Estas sí son imperdibles.